El néctar de los lobos

Espacio de placer sensorial. Cuentos, poesía, fotografía, periodismo... empalmes creativos. Los llaman góticos, de terror, románticos, de amor, de nostalgia, de abandono, de venganza... de la vida misma. Tinta electrónica que, aun sin ser palpable, es transmisible... Un vouyerismo literario.

Capullos de alfiler


Me acurrucaste entre tus capullos de alfiler,
y dormí atravesado por sus filamentos plateados.
Y cuando me recordaste y comenzaste a descoser,
me encontraste cercenado en esas púas que tienes por manos.

Y es que no hay hebra que pueda bordarte
ni lírica que consiga delinearte.
Estos mis poros, de los que tanto te alimentaste.
Esta piel que tantos santiaménes te cenaste.

Vuelve a llevarme hasta los contornos del cosmos.
Usa tus agujas para zurcirme las alas.
Con ellas quiero rajar el aire de los vientos
para luego descansar en tu envoltura de manecillas aperladas.

Fuimos el sincretismo de nuestros sentidos
y tus besos se ajustaron al empalme de mis labios.
Las galaxias se alineaban al registro de tus latidos.
Esas tus manos, látigos de cinco colas rompiéndome los brazos.

Eres como el capullo en el que me tienes apresado:
inerte, insociable y pendiendo de un ramal.
Te acorralas por tus odios y me aferras a tu corazón acerado
con tu lengua de filamento tejiendo mi cautividad.

Mis pupilas sobrevivieron a tus agujas homicidas,
pero mis manos ya no podrán surcar la carnosidad de tu corteza,
cuando le creabas sucesos a mis noches forajidas
y le usurpabas a mi historia una pizca de su concurrida pobreza.

Tras el regodeo sensorial, mis poros pudieron rehumedecer
cuando la sangre se diluyó al reventarme.
Porque me acurrucaste entre tus capullos de alfiler
y en tus dedos tuve la ventura de colarme.

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