El néctar de los lobos

Espacio de placer sensorial. Cuentos, poesía, fotografía, periodismo... empalmes creativos. Los llaman góticos, de terror, románticos, de amor, de nostalgia, de abandono, de venganza... de la vida misma. Tinta electrónica que, aun sin ser palpable, es transmisible... Un vouyerismo literario.

Bosquejo de un suspiro

Hoy amanecí sintiéndome un soneto.

Así que aproveché mi condición y te volví pretexto.

Qué acompañada camina mi tristeza.

Sus pies son tan duros que graban cada huella.


Por eso hoy tomaré tu piel y la volveré verso.

En una de esas, eres esa alma que me prometieron en sueños.

Hoy desempolvé un abrigo y en la bolsa encontré un latido.

Era un fragmento vulnerable que aún preguntaba su destino.


Pero hoy el temblor de lo nuevo sacudió mi cabeza.

Hizo rodar una vasija llena que se reventó desde la base.

Luego de limpiar el líquido caí en la cuenta.

Olvidé que ahí había escondido mi propia sangre.


Y hoy no sé por qué, pero verte me provocó algo.

Una respiración que nació desde mí y saltó hasta dar un giro.

Creo que ya lo había sentido y me pareció un recuerdo vago.

¡Qué increíble! Había olvidado que eso se llamaba suspiro.


Comienza a salir el sol.

No sé si estoy listo para vivir sin frío…

La importancia de añorarte

Yo te añoro para sentirme vivo.
Yo te añoro para inventarme.
Yo te añoro para lastimarme.
Yo te añoro para no olvidarte.

Por eso te añoro cada que la ansiedad me lo permite.
Porque te añoro y me recomienza la vida.
Porque te miro en fotos y sólo añorarte se me ocurre.
Por eso te añoro cada que tus recuerdos me acuchillan.

Te añoro y siento que no te añoro lo suficiente.
Y aún así me canso de añorarte.
Te presto el tiempo bendito que gasto en añorarte.
Es prestado, no lo olvides. Es que quiero seguir añorándote.

Y es que añoro tu belleza, añoro tu sonrisa.
Añoro esas tardes en que con verte me volvía brisa.
Añoro un momento que tal vez nunca llegue y vive en mi cabeza.
Añoro que te conviertas en tiempo y vuelvas piedra mi tristeza.

Es por eso que te añoro. Por sentirme parte de un romance.
Como el que en la noche muere y por la mañana renace.
Y te añoro sin que tú me añores. No intentes imitarme.
Sólo recuérdalo siempre: Yo viviré para añorarte.