Somos ojos que se urgen a luz
apagada pero a ventana abierta.
Besos que, ya entretejidos,
forman estrellas y les muestran el camino.
Y mis dedos van surcando las
líneas de tu mano.
Insistiendo tus palmas, como
cambiándote el destino.
Somos dos versos empecinando la
misma estrofa.
Inspiración que, ya confesada,
forma poemas sin estación.
Y mis labios te acupunturan la
espalda.
Intentando clavarse dentro,
como sanándote el corazón.
Y así nos hemos enamorado.
Con tus ojos que se donan a mis
versos.
Con mis besos que se donan a tu
pecho.
Y me miras como si yo hubiera
inventado los latidos.
Me preguntas qué hice con tu
melancolía y con besos te callo.
Y al tenerte entre los labios
callar es lo que yo también prefiero,
porque es mejor besarte que explicar
las maneras en que te amo.
Por eso hoy traigo escondida
una noche de amor en el cuerpo.
Trae mis dedos formando mapas
en tu cabello...
Lleva tus dedos surcando las
líneas de mi mano.
Insistiendo mis palmas, como cambiándome
el destino.