Hoy amanecí sintiéndome un soneto.
Así que aproveché mi condición y te volví pretexto.
Qué acompañada camina mi tristeza.
Sus pies son tan duros que graban cada huella.
Por eso hoy tomaré tu piel y la volveré verso.
En una de esas, eres esa alma que me prometieron en sueños.
Hoy desempolvé un abrigo y en la bolsa encontré un latido.
Era un fragmento vulnerable que aún preguntaba su destino.
Pero hoy el temblor de lo nuevo sacudió mi cabeza.
Hizo rodar una vasija llena que se reventó desde la base.
Luego de limpiar el líquido caí en la cuenta.
Olvidé que ahí había escondido mi propia sangre.
Y hoy no sé por qué, pero verte me provocó algo.
Una respiración que nació desde mí y saltó hasta dar un giro.
Creo que ya lo había sentido y me pareció un recuerdo vago.
¡Qué increíble! Había olvidado que eso se llamaba suspiro.
Comienza a salir el sol.
No sé si estoy listo para vivir sin frío…