El néctar de los lobos

Espacio de placer sensorial. Cuentos, poesía, fotografía, periodismo... empalmes creativos. Los llaman góticos, de terror, románticos, de amor, de nostalgia, de abandono, de venganza... de la vida misma. Tinta electrónica que, aun sin ser palpable, es transmisible... Un vouyerismo literario.

Por eso no te miro

Haces breve el recorrido hacia mis cometas.
Tomas mi cuerpo y vuelves agua sus cadenas.
Pones viento en los complejos de mi cabeza.

Y aún así te extrañas de que no te miro.

Le pido a Dios un milagro prestado para poder mirarte.
Entonces te contemplo y mi alma abre un hueco.
Me sorprendo a mí mismo desbordando mis anhelos.

Es por eso que no te miro.

Temo romperte si te miro demasiado.
Temo quebrarme si te permito mirarme.
Quién tuviera tu grandeza.
Tú en el cielo liberando parvadas de latidos.

Entonces buscas mi mirada.
Caes en el pecado de hacerme sonreír.
Entonces mi alma escala los peldaños.
Sube tan alto que pierde el frío por cobijarse entre las nubes.

Por eso no te miro.

Por eso me invento galaxias y las ofrendo a la nada.
Por eso grabo mi nombre junto al de alguien llamado nadie.
Por eso paseo por el jardín de mis poemas y me arranco ramos de versos.
Por eso tomo mis latidos y los revuelvo con mi propia sangre.

3 comentarios:

Pero es allí, en esos momentos cuando no quieres mirar... que haces ojos de chino.


(Siempre caemos con la tentación)

 

Mereció la pena esperar, Abraham.

El apasionante lenguaje de las miradas se combina con el de los sentimientos en tu magnífico poema e invita a enamorarse de nuevo.
Enhorabuena.

Saludos.

 

Un viaje al universo del corazón, con aterrizaje forzoso en la esperanza.

 

Publicar un comentario